La música influye en nuestro cerebro desde antes de nacer. Nunca nos abandona
Este reportaje es un recorrido de una melodía amiga desde que estamos en el seno materno hasta el final de la vida. La música nos modela, nos forma de niños y nos brinda ayuda siempre si sabesmo elegirla (o nuestros padres)
Escuchar una canción alegre puede fortalecer nuestro animo, oír un tema deprimente nos hace sentirnos pesimistas, escuchar una melodía suave nos relaja y mejora nuestro humor.
No hay duda de que la música afecta nuestro estado anímico y provoca una serie de sensaciones. Un estudio de la Universidad de Florida revela cómo afecta la música a nuestro cerebro.
Todo lo que hacemos, detalla el estudio, responde a la acción de diferentes zonas del cerebro y, la música, se descompone e interpreta de forma separada:
- Ritmo: Corteza frontal izquierda, corteza parietal izquierda, cerebelo derecho.
- Tono: Corteza pre-frontal, cerebelo, lóbulo temporal.
- Letra: Área de Wemicke, Área de Broca, Corteza motora, Corteza Visual y las zonas correspondientes a las respuestas emocionales.
Las mismas zonas del cerebro implicadas en la percepción musical intervienen también en el lenguaje y en tareas de lectura. Investigadores del Laboratorio de Neurociencia Auditiva de la Universidad Northwestern (EE.UU.) sugería el año pasado en la reunión anual de la "American Association for the Advancement of Science" (AAAS) que la formación musical mejora las habilidades lingüísticas y cognitivas en niños, tanto con problemas de aprendizaje como sin ellos. De la misma manera, la instrucción musical, según los científicos, induce una mayor sensibilidad a las emociones.
Escuchar lo que a uno más le gusta produce bienestar, porque el organismo libera más cantidades de un neurotransmisor relacionado con los sistemas de recompensa, la dopamina.
Ya se conocía que la dopamina produce un estado de bienestar con ciertos estímulos tangibles, como estar enamorado. Los investigadores añaden que el hecho de recibir placer a través de la música podría deberse también a un sistema de recompensa abstracta, alejado del placer que se obtiene a través de la comida u otros instintos más básicos.
La música despierta a casi todo el cerebro y, no es casualidad que la mayoría de los genios como Einstein, tenían una fuerte pasión por ella.
La música, ha demostrado influir no sólo en el nuestro estado de animo en el momento de escucharla, sino también en el desarrollo de la persona a largo plazo. Además, se cree que influye en el desarrollo de la inteligencia
Quienes escuchan música desde niños y de forma constante, mejoran sus habilidades de lenguaje, son más creativos y alegres. El oír música, ayuda a bajar los niveles de ansiedad, disminuir el dolor, hacer más rápida la recuperación de los enfermos, además de convertirnos en personas más optimistas.
Las investigaciones de los estudioso universitarios también se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil y coinciden en que ésta provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente las zonas frontal y occipital, implicadas en el procesamiento espaciotemporal.
Llegan hasta decir que escuchar 30 minutos diarios no solo sirve como relajante mental, sino que tiene otros beneficios que se extienden al resto del organismo. La clave no está tanto en el tipo de música, sino en el volumen, el ritmo y en el hecho de que sea la preferida del oyente. Aunque los efectos en la corriente sanguínea duran unos segundos, la acumulación de beneficios perdura y son muy positivos en todas las edades.
Pero la música no sólo interviene en el bienestar del organismo. También desarrolla la capacidad de atención y favorece la imaginación y la capacidad creadora, estimula la habilidad de concentración y la memoria a corto y largo plazo, y desarrolla el sentido del orden y el análisis, facilita el aprendizaje y ejercita la inteligencia.
Tanta es su influencia que los expertos aseguran que, del mismo modo que escuchar aquella que a uno le agrada aporta muchos beneficios, hacerlo con música "desagradable" puede producir efectos contraproducentes en el humor e, incluso, provocar una constricción de los vasos sanguíneos. Los dos trabajos confirman otros previos llevados a cabo por la Universidad de Brunel, en Londres (Reino Unido), en el que se concluía que ayuda a mejorar el humor y aumentar el rendimiento atlético hasta un 15%.
La relación del niño con el sistema auditivo: la voz dulce de la madre, los ruidos, la música desde antes de su nacimiento
El sistema auditivo se desarrolla en un momento muy temprano en el feto: desde el quinto mes de gestación, el bebé ya empieza a reaccionar a los estímulos sonoros de su madre. El autor de estas investigaciones, Don Campbell, aconseja que al niño, desde su etapa fetal, le estimule musicalmente su madre. De este modo, mejora su crecimiento, se refuerzan los lazos afectivos madre e hijo. Y empieza a crecer su desarrollo intelectual, físico y emocional.
Según un método oficial norteamericano, el método Tomatis, la educación musical y del oído puede iniciarse en el útero materno. Alfred Tomatis era un otorrinolaringólogo francés que reveló a mediados del siglo pasado que el embrión codifica las vibraciones. Este descubrimiento fue el inicio la audiopsicofonología. Según esta teoría, es aconsejable que las embarazadas canten (aunque desafinen), porque la voz, vía columna vertebral y filtración por parte del líquido amniótico, llega al embrión. Éste escucha y percibe el sonido a través de un "preoído" que se desarrolla a partir de las tres semanas de gestación.
La música, por tanto, puede activar la escucha ya en el embrión, fundamental para todas las etapas de la vida, según Tomatis. Tan importante es la escucha que si no funciona el sentido del oído se pueden producir graves problemas de aprendizaje y del habla. En resumen, bienestar y salud desde, incluso, antes del nacimiento.
La influencia de la música desde los primeros años de vida, ayuda además a desarrollar la parte lógica del cerebro del bebé, y posibilita más adelante al niño a buscar soluciones a sus pequeños problemas. La música desarrolla su atención, su imaginación y la capacidad creadora, estimula la habilidad de concentración y la memoria.
Don Campbell explica por qué, en su opinión, es la música de Mozart y otros compositores, y de su estilo, la que mejor produce estos efectos sobre el cerebro que perduran si se sigue escuchando durante los primeros cinco años de vida, estimulo capaz de formar seres inteligentes pero además emocionalmente sanos. También se ha realizado en simios. No obstante debe tenerse cuidado de no saturarlo.
Observar el desarrollo oral de nuestro bebé es muy importante para detectar si pudiera existir algún tipo de deficiencia auditiva. Aunque ya sabemos que cada niño sigue su propia naturaleza, sí existen una serie de pautas, común en todos ellos, que han de completarse durante su desarrollo. Por eso los primeros años son cruciales para la adquisición del lenguaje oral, es nuestra misión observar como se van produciendo esos aprendizajes para detectar, en todo momento, si Todo es normal o nos estamos enfrentando a algún problema auditivo. Detectarlo desde que son bebés puede ser importante, si las cosas van mal…
En el ‘Programa de Detección Precoz de Hipoacusias en Recién Nacidos y Lactantes de la Comunidad Valenciana’, existen pequeñas pautas muy útiles para observar en el desarrollo oral de nuestro bebé. Hay que tener en cuenta que, en el momento en el que no se estén manifestando reacciones ante sonidos o ruidos, se podría sospechar de la existencia de una posible pérdida auditiva.
Del nacimiento a los 3 meses. Se sobresalta ante los ruidos fuertes y se despierta ante los sonidos. Reflejo de parpadeo o mayor apertura de los ojos ante los ruidos.
De 3 a 12 meses. Se tranquiliza con la voz de la madre, casi deja de jugar para escuchar nuevos ruidos o sonidos, busca la fuente del sonido que no está en su campo visual y disfruta con los juguetes musicales o ruidosos. Aprende a decir ‘mamá’ y ‘papá’, porque los ha oído mil veces.
De 12 a 15 meses. Responde a su nombre y al ‘no’, cumple sólo órdenes muy simples, cuenta con un vocabulario expresivo de 3 a 5 palabras e imita algunos sonidos.
De 18 a un año. Conoce las partes de su cuerpo, su vocabulario expresivo ha aumentado hasta unas 40 palabras, utilizando frases de dos palabras. Su habla es inteligible para los extraños.
A los 3 años cuenta con un vocabulario expresivo de unas 500 palabras, utilizando frases de 4 a 5 palabras. Un 80% del habla es ya inteligible para los extraños y comprende algunos verbos.
A partir de esa edad los progresos son enormes. Aumenta su capacidad de memoria, atención y concentración, mejora la habilidad para resolver pequeños problemas matemáticos y a razonar no con pensamientos complejos. Tiene ya una manera de expresarse.
La música es una medicina emocional que une a las personas, es un sedante en los momentos de tensión y nos ayuda
El niño hasta los tres años disfruta de los sonidos y las armonías, descubriendo niveles de intensidad, altura, timbre y duración. Esta es la etapa sensorial. A partir de los cuatro años entramos en la etapa manipulativas en que reconoce los sonidos, y le produce placer controlarlos.
A partir de los seis años, en la etapa de imitación, interpreta y crea sonidos simples pero expresivos.
Por medio de actividades como cantar y escuchar música como un juego nunca como una obligación, tiene la oportunidad de desarrollar la comunicación, movimiento, socialización y creatividad como jugando. La música permite al niño comprender más del mundo que le rodea, aprender nuevas palabras de canciones, ir echando las bases para construir el lenguaje y aumentar su capacidad para leer y escribir gracias al contenido de las letras de las canciones o el tipo de baile asociado a cada canción.
La música juega un papel importante en el aprendizaje de los niños. Les introduce a los sonidos un significado, estimula su creatividad e imaginación
Les brinda las primeras oportunidades para que interactúen con los adultos lo que les da más seguridad y visión. Si se combina con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular. Al actuar sobre todas las áreas del desarrollo estimula el desarrollo integral del niño. Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.
Educar en la música desde la niñez es importante para que los más pequeños puedan sacar provecho de todos sus beneficios fisiológicos y psicológicos. No solo desarrollarán su sensibilidad estética, sino también su emotividad. Lo cierto es que hay una relación directa entre lo que uno escucha y cómo piensa o actúa. También es importante cómo se escucha la música, es decir, un volumen más o menos alto, el ritmo o la velocidad, las intensidades, la cantidad de tiempo.
Un compás rítmico le ayuda a tener una mejor coordinación permitiéndole seguir un compás y usar sus mentes, voces y cuerpos en conjunto. Además la música le permite comunicar sentimientos de alegría o extrañeza y comprenderlos y desarrollar la motricidad a veces nueva. Luego vendrá otro mundo a través de la utilización de instrumentos muy simples al principio. Será un medio para desarrollar la individualidad permitiendo descubrir sus propios estilos.
Todos estos elementos constituyen diversas formas y hábitos sociales que influirán en la manera de ser del niño e, incluso, en su manera de vestir. No obstante, es recomendable hacer un buen uso de todos los elementos. Respecto al volumen, por ejemplo, cuando es demasiado alto puede provocar falta de concentración, alteración el sistema nervioso y alteración de la salud del oído.
La música nunca nos deja solos, nos acompaña y ayuda en los estudios universitarios y nos alivia en la enfermedad
Un estudio en Estados Unidos comprobó que quienes tenían algún tipo de educación musical, ya sea en interpretación de instrumentos o apreciación, rendían mejor en los exámenes de ingreso a la universidad.
Quienes estudiaron apreciación musical, sacaron 61 puntos más que sus colegas en exámenes orales y 42 en las matemáticas. En el caso de quienes tocaban instrumentos, la diferencia fue de 53 y 39 puntos respectivamente.
Conduce a mejorar la memoria en el transcurso de un tiempo. La música ayuda con el proceso de la alfabetización la memoria verbal, procesamiento visioespacial, la matemática y la inteligencia.
La música, es una construcción matemática, y favorece el desarrollo de la concentración, la memoria y la lógica. Además fomenta el razonamiento ordenado. Tiene un gran efecto en nuestro cerebro debido a que fortalece el desarrollo educativo, físico, y emocional desde niños.
Influye en la formación de la energía muscular; la energía molecular; el ritmo del latido del corazón; altera el metabolismo; reduce le dolor; acelera los procesos postoperatorios y la recuperación de pacientes que han atravesado una cirugía; ayuda en la descarga de emociones; estimula la creatividad, la sensibilidad y el pensamiento.
Asimismo al evaluar los efectos de la música a través de registros de electroencefalogramas, se ha encontrado que la música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa. Todo lo anterior se traduce en que ayuda en lo peor de nuestras vidas.
Varios estudios, indican que puede ser beneficial para el tratamiento de algunas enfermedades.
Existen varios desordenes neurológicos que, si bien no tienen cura, utilizan la música como una forma de tratamiento. Entre ellos están el Alzheimer, enfermedad de Parkinson, síndrome de Tourette y las diferentes formas de autismo.
Una reciente investigación renueva esta idea de que la música puede se una herramienta muy útil para una gran variedad de tratamientos. De hecho, otros trabajos ya la habían relacionado con la una mejor la salud cardiovascular, el alivio del dolor crónico. La esfera musical, por tanto, sólo aporta beneficios.
Es la conclusión de un estudio de investigadores de la Universidad de McGill, en Montreal (Canadá), y que ha sido publicado en "Nature Neuroscience". No es la primera vez que se asocia con bienestar y diversos trabajos han corroborado ya su capacidad de cambiar los estados de ánimo. La novedad está en que, por primera vez, se ha demostrado que los niveles de dopamina, la sustancia química que produce tal efecto, son hasta 9% más altos cuando se escucha algo que agrada.
La dopamina actúa a través de muchas funciones: influye en el comportamiento y la cognición, la actividad motora, la motivación y la recompensa, la regulación de la producción de leche, el sueño. Y, ahora, tras los resultados de la investigación canadiense, también está relacionada con el humor y la salud.
Hay otros hallazgos pasados, entre los que está uno realizado en la Universidad de Maryland (EE.UU.) que afirma que escuchar la música que más alegra favorece una buena salud cardiovascular: cuando los voluntarios de este estudio escuchaban la que les complacía, sus venas y arterias se dilataban un 26%, lo que en términos médicos se considera una respuesta muy saludable. Si bien los expertos insisten que no puede considerarse como tratamiento para enfermedades del tipo neuronal, sí que indican que puede constituir otra estrategia preventiva fácilmente incorporable en las costumbres cotidianas.
La música como terapia se utiliza en el tratamiento de dolencias como la hipertensión arterial, estados de ansiedad, depresión y estrés, y alteraciones del sueño. También se emplea en la rehabilitación de trastornos psicóticos, autismo y de adolescentes con trastornos del comportamiento. Como su escucha interviene en la producción o inhibición de neurotransmisores en el organismo, a través de ella, se intenta provocar reacciones químicas que mejoren, aceleren o favorezcan su captación.
En resumen, la música es una medicina emocional. Otro de sus beneficios es que tiene la virtud de cambiar rápidamente el ánimo de una persona y mantener el autocontrol, mejora el poder de seducción y vence la timidez.
Invita a socializar. La música une a personas que comparten una pasión similar.
Ayuda a conocer gente nueva, a hacer vida social y a unir grupos. Buena para meditar. Hay melodías que tienen un efecto mágico y sedante sobre los estados de tensión y el estrés del día a día. Ayuda a meditar a muchísima gente que hasta entonces tenía dificultades para hacerlo, y está demostrado que dedicar unos minutos al día a la música de baja frecuencia es una de las mejores técnicas de relajación que existen.
Después de leer todos estos beneficios, ¿nos queda algún motivo para no hacer de la música tu mejor aliada? Busca siempre nuevas propuestas musicales, y al fin encontraremos una melodía para cada situación de tu vida… ¡¡Música, maestro!!!
Font:
http://es.globedia.com/musica-influye-cerebro-nacer-nunca-abandona